2019
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Mi identidad judía a través del deporte
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Juegos Olímpicos de Múnich: Una historia para recordar
Lo que siguió después de la Segunda Guerra Mundial, fue muy complicado para todas las comunidades judías del mundo, miles de judíos sobrevivientes del Holocausto, avasallados, abatidos, pero no vencidos, tuvieron que emigrar a diferentes países. Durante esa época, todas las organizaciones judías se pusieron a trabajar arduamente para mejorar las condiciones de vida de la Comunidad, e ir cerrando poco a poco, las múltiples heridas dejadas por la intolerancia y el racismo.

Historia
En el momento de la toma de rehenes, los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 transcurrían en su segunda semana. El Comité Olímpico Alemán, organizador del evento, tenía como objetivo que la atmósfera de la villa olímpica fuese abierta y amistosa. Se buscaba de esta manera dejar atrás la imagen de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que habían sido explotados como parte de la propaganda nacionalsocialista del régimen de Adolf Hitler.
El 4 de septiembre, los atletas israelíes habían estado disfrutando de una salida nocturna por la ciudad antes de regresar a la villa olímpica. Hacia las 04:40 del día 5, mientras los deportistas dormían, ocho miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro, vestidos con trajes deportivos y llevando pistolas y granadas en bolsas de deporte, escalaban la reja de dos metros que rodeaba el complejo. Fueron ayudados por deportistas del equipo estadounidense que desconocían su verdadera identidad y creían que, como ellos, querían acceder furtivamente a sus apartamentos tras una noche de diversión.
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Posteriormente se divulgó que los secuestradores eran fedayínes palestinos procedentes de campos de refugiados de Siria, Líbano y Jordania. El grupo comando estaba compuesto por Luttif Afif (líder; tres de sus hermanos eran también miembros de Septiembre Negro y dos de ellos estaban presos en Israel), Yusuf Nazzal, Afif Ahmed Hamid, Khalid Jawad, Ahmed Chic Thaa, Mohammed Safady, Adnan Al Gashey y su sobrino Jamal Al-Gashey.
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Poco después de las 06:00, los secuestradores lanzaron por la ventana los documentos que contenían sus demandas, aclarándose que de no ser cumplidas para las 09:00, un atleta sería ejecutado. Los árabes comprendieron que el plazo era irracional, ya que los alemanes necesitaban tiempo para notificar a Israel, permitirles deliberar y, en caso de que Tel Aviv aceptara la liberación de los reos, ubicar los expedientes de todos y cada uno de ellos. Entonces, Issa extendió el límite hasta el mediodía.
A las 11:15 los alemanes recibieron la respuesta definitiva de Israel: no habría negociación.
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A medida que pasaban las horas, aumentaba la ira popular hacia el Comité Olímpico Internacional por negarse a suspender los Juegos. A las 03:30 pm, la organización cedió ante la presión internacional y los suspendió indefinidamente. Los fedayines habían logrado el objetivo de hacer pública la causa palestina a lo largo del globo. Para las 16:20 la multitud presente en la Villa Olímpica era de entre 75 000 y 80 000 personas.
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Operación Sonnenschein
Un escuadrón de 38 miembros del Bundesgrenzschütz (la guardia fronteriza alemana), vestidos con trajes olímpicos, usando cascos Stahlhelm y llevando subfusiles Walther MPL, tomaron posiciones en el techo del Connollystraße 31 y edificios adyacentes. Debían esperar a oir la palabra Sonnenschein por radio para introducirse en los conductos de ventilación y eliminar a los terroristas. Sin embargo, dado que las cámaras de televisión filmaban desde todos los ángulos el acontecimiento, sumado al hecho de que todos los apartamentos disponían de televisores, los terroristas pudieron ver en vivo todos los movimientos de los policías por encima de ellos. Debido a esto, la orden de atacar nunca llegó y los efectivos debieron retirarse. La Operación Sonnenschein había fracasado.
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Sorprendentemente, la competición olímpica solo se suspendió por un día, el 5 de septiembre, a pesar de que diferentes personalidades pidieron su cancelación. El entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, y otros miembros del COI decidieron que los terroristas no podían condicionar la celebración de los juegos con unas famosas y a la vez polémicas palabras pronunciadas por aquel durante la ceremonia de conmemoración de las víctimas celebrada al día siguiente: «Los juegos deben continuar». Al memorial por los muertos que se celebró en el estadio olímpico asistieron 80 000 espectadores y 3.000 atletas.
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Fuente

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